Magia Esencial 5: La primera misión

Aslak

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Días ocupados retrasaron mi siguiente reporte, pero finalmente pude darle tiempo de redactarlo.

Hace algunos días me enteré un nuevo conflicto entre orcos y humanos. En toda Prontera y Geffen había un alboroto, principalmente en esta última ciudad. El impacto creado por la resurreción de Morroc no ha traido más que problemas. Líderes demonios y otros personajes malignos han aprovechado la movilización de tropas hacia Morroc para atacar ciertos puntos débiles cercanos a Prontera, Geffen, entre otros lugares. Varios monstruos clasificados como MVP (clasificación dada por el Gran Tomo de Bestias y Demonios de Prontera) han sido localizados en campos cercanos a Prontera. Estos reportes se han extendido a una gran cantidad de zonas que antes se consideraban seguras. Decenas de soldados y voluntarios han sido llamados para erradicar cualquier enemigo y devolver la seguridad a estas tierras.

Algo de importancia fué una pequeña invasión de orcos por el este de Prontera. Se tuvo la suerte de conocer este ataque con anticipación y el Gremio de Caballeros declaró que ellos se encargarian de contener y devolver este vil ataque.

Supe por algunas amistades que se llamarían a ciertos caballeros para contener el ataque. La Generación XXXVIII fué llamada a unirse. No dudé mucho y pregunte por un viejo amigo, Legas.

En mi experiencia con orcos aprendí a reconocer y explotar sus debilidades. Los guerreros comunes, usaban generalmente armaduras de madera y se cubrian sus cuerpos con hierbas secas, dando un poco de resistencia contra ataques mágicos de elemento hielo o agua, pero eran muy vulnerables al fuego. Por otra parte, los guerreros de elite, quienes tenían mucha experiencia en batalla, poseían armaduras más pesadas y de hierro o acero, y el combate había creado una piel gruesa y dura en ellos, haciendolos resistentes al fuego, pero a la vez vulnerables al hielo. Los arqueros orcos, dado que debían movilizarse rapido, evitaban el tipo de armadura de los guerreros de elite, y su increible habilidad con el arco los hacia muchas veces objetivos inalcanzables, por lo que vestían armaduras similares a los guerreros comunes, teniendo así las mismas debilidades.

Cuando encontré a Legas, le dí un pequeño regalo que sabía le sería útil. Dos Pikes, una de fuego y otra de hielo, con las cual podría enfrentarse con los orcos y tener un poco de ventaja. Me agradeció y se marchó con los demás caballeros al combate.

Por mi parte, fuí llamado por la Academia de Hechizeros. Fuí seleccionado para una misión de investigación en la antigua ciudad maldita de Glast Heim. Algunos sabios se habían dado cuenta que decenas de demonios salían de este lugar, alterados o controlados por alguna razón desconocida. Mi objetivo era encontrar esta razón y tratar de detener la invasión. No parecía ser una misión dificil, podría ir, encontrar el problema y regresar por refuerzos. De cualquier manera, se me ordenó salir de inmediato, así que tomé mi equipo y comenzé el viaje desde Geffen.

El pequeño viaje que tomaría llegar a Glast Heim se volvió más complicado de lo necesario. En algunos campos de Geffen, Osiris y Pharao rondaban pacientes a viajeros para acabar con ellos. Después de pasarlos con un poco de suerte, tuve que enfrentar a una tribu Kobold enfurecida. Algo había alterado y puesto en estado de alerta a cientos de Kobold. Nunca había corrido tanto, y realmente no es de Wizards correr tanto.

Después de un día completo de viaje, pude llegar a Glast Heim. Ya había estado en ese lugar, y seguía con el mismo aspecto tétrico y desagradable. Un continuo escalofrio pasaba por mi columna. Entre lentamente y alerta de todas direcciones. Realmente no me gustaba estar solo en ese lugar.

Tuve la suerte de no encontrame con ningun demonio durante mi recorrido por los exteriores, y llegue a la vieja catedral sin problemas. Antes de entrar, escuché algunas voces. Me escondí y después de unos segundos algunos hombres comenzaron a salir de la catedral. No parecían viajeros ni personas de mucha importancia, pero lo que me asombró fue lo que traian en sus manos, piezas de armaduras de la vieja caballeria de la ciudad, algunas ropas oscuras, y en particular, uno de ellos portaba un gran libro de color gris y bastante viejo. Parecían que eran solamente ladrones ignorantes, pues todos los objetos de este lugar han sido malditos por completo, y cualquier que se atreba a durar mucho tiempo o tomar algo, terminará igual que sus antiguos habitantes. No le dí importancia y segui.

Después de pasar por la catedral, llegué al cementerio. Un lugar bastante conocido por el peligro que habita ahí. Hace algunos años el Dark Lord fué liberado de su prisión y comenzó a azotar y desolar pueblos y ciudades enteras. Atacaba a todos por igual. Gracias a la ayuda y cooperación de todas las ciudades de Rune-Midgard, el gran demonio fué sellado en ese cementario. A pesar de que no fué eliminado, este no puede salir del cementerio a menos que alguien lo ayude desde el exterior.

Algo sorprendente fué encontrar a una joven Acolyte. Nyana fué el nombre con el que se presentó. Tenía un aspecto un poco sombrío, pero no paraba de sonreir, y de cierta manera me daba la confianza de que ella no corría mucho peligro y que sabía lo que hacía. Después de platicar un poco con ella seguí avanzando.

El siguiente lugar fueron las alcantarillas de la ciudad, uno de los lugares más desagradables. A pesar de encontrarse en mal estado, poseían una limpieza "eterna". El avanzado sistema que crearon los habitantes de Glast Heim permitía que el flujo de agua fuera continuo y a prueba de fallas completamente.

En este lugar también se podría accesar al mar, pero por abajo de la tierra. Era tan extenso el sistema de drenaje que al final de este se estableció un puerto enorme para los barcos de guerra de la ciudad. Era algo impresionante de ver y no dejaba la duda de saber como era posible una ciudad tan avanzada como lo fué Glast Heim, pudiera terminar en esto.

Después de deleitar mi vista seguí avanzando, pero algo raro nuevamente me detuvo y me hizo acercarme silenciosamente. En lo que se suponía ser un muelle abandonado, un barco mercante se encontraba atracado. Varias personas se encontraban subiendo y bajando materiales, muy parecidos a aquellos que llevaban los sujetos que salieron de la catedral. Sin embargo, hubo algo que me dejo sorprendido. Ese barco lo había visto en algun lugar, y después de repasar mis notas me di cuenta: era el mismo barco que se encontraba en las costas de Pharos.