Prontera fué el primer paso, pero no tuve suerte. Busque y pregunté por toda la ciudad a las personas que pudieran saber. Visite la gran Catedral de Prontera así como el Gremio de Caballeros, pero en ambos lugares tenían tiempo sin verlos. Deje un mensaje en la Catedral avisando que regresaría y que buscaba a Eva Winters, así que acordamos en que le darían a ella información sobre mi busqueda y si se volvía a ir, ella diría a donde sería su destino. En el Gremio de Caballeros también tuve las mismas respuestas, salvo un caballero que me dijo un posible lugar en el que podría estar, pero también me dijo que se había ido porque necesitaba resolver algunos asuntos personales y que volvería en algunos días. En cualquier de los casos no podía hacer nada al respecto.
Caminé hacia Payon después de salir de Prontera. No tomó mucho tiempo para que llegar a este hermoso lugar. Después de llegar visité el Gremio de Cazadores, en la Villa Arquera. Pregunté por Rondha y después de un pequeño silencio, un extraño sujeto salió de una habitación, me miró y me preguntó cuales eran mis intenciones. Mencioné el porque la buscaba, más no dije nada sobre la misión. Afortunadamente se me dieron algunos documentos con los cuales podía corroborar lo que decía. El sujeto me dió una serie de indicaciones, las cuales tuve que anotar porque eran demasiado raras y realmente no entendía nada de lo que decía.
Por alguna razón la mayoría de los cazadores no me miraban con buenos ojos. Siempre ha existido una rivalidad entre Hunters y Wizards sobre quien es el mejor combatiente de rango. Después de salir de la villa me dijeron que el sujeto era su esposo, y que era extremadamente celoso. También me dieron un consejo, que pasará lo que pasará, me dedicara a lo mio. Realmente no entendía mucho, pero podía darme una idea. Caminé hacia el sur de Payon y me adentré en los bosques.
He escuchado algunas historias de estos bosques. Se dice que viejos espiritus cuidan de la fauna, por eso se dice que los bosques estarán ahi toda la eternidad. También se dice que en tiempos remotos, un poder mágico descendió en esta zona, volviendola verde y llena de vegetación. La leyenda más extraña es la que dice que todo el bosque es un ser único, que hace mucho se había quedado a vivir en ese lugar. Cualquiera que fuera la historia, la verdad ya tenía siglos enterrada ahí. Yo solo disfrutaba del paisaje.
Conforme avanzaba, las criaturas eran cada vez más agresivas. Un zorro que ya había conocido antes, el Ninetails, corría libremente por estos lugares. Era una criatura muy peligrosa y tenía que ser cuidadoso o terminaría siendo su alimento. Algunos totems esculpidos en honor a guerreros caidos ahora se encontraba poseidos por espiritus malignos. Purifiqué a algunos de ellos destruyendo sus los totems, esperando que aquellos guerreros volvieran de nuevo a su descanso.
Casi al llegar a la costa, noté algo extraño. Todo se encontraba callado. Ni el sonido de la aves, o animales o incluso del viento podía escucharse. No podía ser nada bueno.
Avance cautelosamente, mirando a mis alrededores. Sin darme cuenta entre a una zona con su vegetación muy espesa. Al final del camino se miraba una mancha oscura que parecía ser una cueva. Miré fijamente tratando de ver si había algo dentro, como una salida a otra zona, pero en vez de ello un par de ojos blancos y brillantes aparecieron. Me dejó un poco impresionado e inmovil.
Antes de poder recuperarme, vi como debajo de los ojos una bola roja y brillante comenzaba a crecer. Se me hacía conocida, pero no fue hasta que tenía a la bola en frente de mi cuando pude reconocerla. Una Fireball impactó en mi pecho y fuí lanzado varios metros hacia atrás.
Un gran tigre salió de la oscuridad y me miraba fijamente. Detrás de el varios Bigfoot hacían guardia. Me levanté lo más rapido que pude. Decidí que era mejor no luchar así que traté de marcharme, pero el tigre lanzó varias Fireballs más y creo una gran muralla de fuego que evitaba mi escape. Era luchar o luchar.
Sabía que no sería una batalla fácil, y comencé a pensar en tácticas para vencerlo. Sabía que cuando alguna criatura usaba alguna magia de cierto elemento, esa criatura era afin a dicho elemento, y dado que usaba Fireball supuse que sería débil al hielo y agua.
Conjuré Frost Diver y acerté. Aunque no se congeló, le cause un daño serio, pero solo logré que se enfureciera más. Comenzó a correr sobre mi, así que volví el piso movedizo con Quagmire para evitar su avance. Conjure varios Ice Bolt sobre el tigre, pero en cada intento un Bigfoot se cruzaba y recibía el daño. Tenía que hacer algo pues poco a poco se acercaba a mi, y mi poder espiritual bajaba alarmantemente.
Solo quedaba una solución, el Storm Gust. Cree varias estalacnitas de hielo en el suelo, creando un pequeño laberinto que sumando al Quagmire, me daría el tiempo suficiente para invocar al poderoso Storm Gust. Todo iba bien hasta que vi que tanto el tigre como los Bigfoot comenzaron a destruir las barreras de hielo a golpes en igual de caminar por el laberinto. Debía apresurarme.
Vi mi libro de hechizos y vi que me encontraba en la última oración, pero luego miré hacia adelante y el tigre estaba frente a mi a punto de atacarme. Hizo su brazo hacia atrás para tomar fuerza y luego me lanzo un golpe a mi cara. Solo cerré los ojos y espere el golpe...pero no paso nada. Abrí los ojos y el tigre ya no se encontraba frente a mi. Miré a los alrededores y lo vi a mi izquierda, con una flecha clavaba en su mano derecha la cual había quedado atascada en un árbol. Era mi oportunidad. Terminé de conjurar al Storm Gust y recibió de lleno el impacto. Podía ver como trataba de resistir los golpes fríos que recibia, y en medio de la tormenta de hielo, zafó su mano y camino hacia mi con furia y sed de venganza. Me coloqué frente a el, pero varias flechas comenzaron a pasar por un lado mio e impactaron a la bestia. Una hermosa Hunter se encontraba detrás de mi.
La bestia enfureció, levantó sus brazos y golpeó el suelo provocando una enorme explosión que sacudió todo el bosque. Tanto la Hunter como yo fuimos lanzados. Me levanté después de algunos segundos pero la bestia ya no se encontraba. Me senté y me quedé observando el lugar.
Poco después la hunter vino hacia a mi y se presento. Era ni mas ni menos Rondha. Le explique que me encontraba buscándola y algunos detalles de la misión. Me dijo que ya sabía de ello. Eso me tranquilizo un poco.
Ambos caminamos a un acantilado y nos sentamos a planear nuestro siguiente movimiento. Me sugirió que fueramos a Pharos. Ella conocía un amigo en Alberta que podía llevarnos alla y, con un poco de suerte, encontrar a nuestra siguiente miembro, Mya.
